Viste amaneceres preciosos, hipopótamos, féretros y
caballos… Te calaste hasta los huesos y te asfixiaste de calor. Dormiste sólo una
y dos horas, (¡qué tiempos, juventud divino tesoro!), y fuiste para allá, allá
donde despegan los sueños de tantas personas, donde aterrizan los negocios.
Te reíste y te agobiaste, a partes iguales, pero reconoce
que, comer, comiste… Y escuchabas música y la emisora a la vez. Encontraste un
equilibrio que todos admiraban. Capear el temporal, lo llaman otros…
Hoy te felicitan todos, te lo mereces. Desde el pantalón de
pintor hasta la chaqueta, desde la camiseta de deporte hasta la corbata, cuánto
tiempo ha pasado para llegar a ese despacho que creo, con orgullo, que te has
trabajado a fuerza de tesón, responsabilidad y compromiso.
Desde el hundimiento del barco hasta IAG mejora en 210 millones de euros con respecto al año
anterior sólo ha pasado un año, pero qué año…
Te deseo lo mejor en tu nueva etapa, aquí me tienes para
apoyarte en lo que haga falta, como siempre. Te quiero.
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